Quien siga mi blog o actividad pajaril telemática sabe que ando un poco de capa caída, desde hace ya muchos años, debido al desencanto que supuso para mi inmiscuirme tan profundamente en los entresijos de una actividad tan deleznable como necesaria, la tenencia en cautividad de animales, especialmente de aves, algo que, a priori, choca frontalmente con los principios de conservación y respeto por la naturaleza; especialmente sabrá el lector que me refiero a la avicultura, la deportiva, pues la extensiva, la cientificamente respetuosa con los principios esenciales de la conservación, es en la que apuntalé mis valores y objetivos, y aun asi me siento falto de espacios de mayor libertad para mis animales, tiempo para cuidarlos y mejorar sus instalaciones, dietas y demás aspectos esenciales de sus vidas: Todo ello me ha hecho también dudar mucho del poder del asociacionismo, pues al final -a las pruebas me remito-, la avicultura en general y los Agapornis en particular, no deja de ser un mundillo en el que por lo que realmente se mira es por el interés personal, nunca el de los animales -siempre hablando de forma genérica, incluyendo a un servidor-. Ciertamente para que la actividad conservacionista pueda desarrollarse bien, la única formula conocida realmente efectiva es la conjugación del interés personal, con un buen proyecto y respaldo económico, apoyo institucional y gubernamental y, por supuesto de la comunidad científica... (no es el tema de fondo).
Llevo varios años pensando en esto, viéndolas venir, por eso este final del verano de 2020 he dado el paso, me he vuelto a centrar, esta vez en una sola especie, los Agapornis nigrigenis, evidentemente ancestrales, sin mutaciones (fenotípicas al menos) .
A.fischeri de 9 y 12 años (anillas BVA227) |
Así que me quedo con el ave que realmente me enamoró hace ya más de 12 años, el Agapornis nigrigenis, ahora con todo mi aviario dedicado solo y en exclusiva a ellos, a mantener todo el tiempo que pueda una gran colección de ejemplares de fenotipo totalmente ancestral y con una genética perfectamente controlada... (por ahora).
Además, un hecho ocurrido hace una semana me ha hecho despertar nuevamente del letargo pajaril en el que me asiento tras llegar la primavera y juntar a los animales en colonias exteriores, una baja ocurrida por un descuido absurdo, tanto mío como del difunto ejemplar, un A.nigrigenis fue cazado por una Lechuza, de mi voladera nueva; una hembra muy buena, de líneas LPF, que dormía en una esquina de la voladera, demasiado "a mano" de unas zarpas y unos ojos que en la noche todo lo ven. La rapaz solo pudo comerse la cabeza, el resto del cuerpo no pudo sacarlo... Como dice otro buen amigo, las aves de jaula son presas ideales para las rapaces urbanas, es la propia ley de la naturaleza, que para unas aves también caídas en desgracia, como las lechuzas, cuya población disminuye también drásticamente, supuso una pérdida mucho menos dolorosa que las que he podido tener por motivos más "humanos"...
Así que le doy un poco de vidilla a mi afición; esto es un paso adelante, nunca atrás, y un poco de literatura lo refuerza... aquí sigo y seguiré, espero que ellos, mis nigrigenis, mucho mejor que ahora y, conservándolos, para siempre.
Una gran perdida esa hembrita, pero todo sea que te haya aumentado las ganas de seguir, y ya sabes que te agradezco mucho esa parejita que me has enviado y además a seguir con tu trabajo de perpetuar esa espècie en su formato ancestral.
ResponderEliminarRobert